Capítulo 41.
La transformación de Josh.
El sol de la mañana y el chirrido de
la puerta que se abría y se cerraba a causa del viento hicieron que
Josh se despertara. Ahora odiaba el sol de la mañana pero amaba el
deseo de algún día poderlo disfrutar en plenitud como antes lo
había hecho.
Era una sensación rara, nunca antes la
había sentido y eso le parecía realmente extraño. ¿Desde cuando
él odiaba el sol? ¿Desde cuándo le molestaba tanto la luz solar?
Se levantó de la cama y el primer
reflejo que tuvo fue esconderse de la luz así que, con más rapidez
y agilidad que las de antes, bajó las cortinas e inspeccionó el
lugar donde se encontraba. En seguida se sintió extranjero y prestó
mucha atención de las cosas que se encontraban en su alrededor.
Había una cómoda , un espejo enorme, una cama grande y un olor
característico impregnado en las paredes.
-Huele a algo pero a la vez no huele a
nada -dijo olisqueando- ¿Dónde estoy? ¿Y mi casa?
Cruzó el umbral de la puerta y
recordó lo que el día anterior había sucedido. Recordó a Markus
intentando matar a Ella, él balanceándose sobre Markus y luego,
Markus clavando el puñal en el costado derecho de Josh.
Al recordar la escena del puñal, Josh,
sintió el dolor fantasma. El dolor era tan intenso que hizo que Josh
se echara al suelo retorciéndose. Luego el fantasma desapareció y
Josh retrocedió para mirarse en el espejo, quería que su sospecha
no sea cierta.
Se fijó en sus ojos, tenían un color
verde amarillento; sus manos, toda su piel estaba pálida; y su boca,
su boca tenía un color tan rojo... rojo como la sangre.
Sangre. Sangre. De repente tenía mucha
sed. Volvió a mirarse en el espejo y sintió miedo de su reflejo,
entonces, el deseo de escapar aumentó más y más.
-¡No! Tengo que volver a casa, a casa.
Caminó por el pasillo, encontró una
puerta, la abrió y, con medio cuerpo fuera, se lamentó de la
decisión tomada.
El sol quemaba su rostro y manos y no
pudo evitar gritar del sufrimiento. Unas manos lo cogieron y lo
arrastraron dentro del castillo y lo dejaron en el suelo.
-¡Me duele! ¡Me duele! -se quejaba
Josh.
-Claro, estás en primera fase, no
puedes aguantar el sol igual que nosotros. Luca, trae agua por favor.
-¿Grace? ¿Eres tú? -preguntó Josh.
-Josh, me parece que es hora que sepas
lo que hicimos contigo.
Luca consiguió agua y la echó en los
ojos de Josh, el agua estaba congelada pero Josh no lo notó, solo
pudo sentir el alivio de sus sensibles ojos. Grace le dio unas gafas
de sol, Josh se las puso y se dirigieron todos a la biblioteca.
Al entrar, su mente se trasladó al día
anterior. Pudo ver a Luca, Ella y a Grace rodeando una mesa donde su
cuerpo se hallaba extendido. Grace sostenía sus manos y Luca sus
pies, entonces escuchó a Grace decir:
-Ella, ¿estás segura qué saldrá
bien? -preguntó muy preocupada.
-Tenemos que hacerlo, tiene que salir
bien -afirmó Ella.
-¿Y qué pasa si sale mal? -preguntó
Luca.
-No puede, se lo prometí -dijo Ella.
-¿Josh? ¿Josh? ¿Te encuentras bien?
-llamó la voz de Grace a Josh al presente.
-¿Dónde está Ella?
-Está descansando, ayer se esforzó
mucho -respondió Luca.
-¿Y mi padre?
-Para tu padre y para el resto de
superhombre estás muerto -respondió Grace.
-¿Por qué me habéis hecho esto?
-Ella había hecho una promesa -dijo
Grace.
-¡¿Y qué?! Me da igual qué haya
prometido y a quién se lo haya prometido. Yo quiero volver a casa,
despertar de esta pesadilla y olvidarme de esto.
-No puedes volver a tu casa, ahora eres
igual que nosotros -dijo Luca.
-Mi padre no se merece un engaño como
este -dijo Josh.
-¿En verdad quieres volver? -preguntó
Grace.
-Quiero irme a casa -respondió Josh.
-Tendrás que esperar una semana para
que te acostumbres y después podrás irte -dijo Grace- ¿Estás de
acuerdo?
-Sí -respondió Josh- Ahora me iré a
mi habitación , supongo que es en donde me levanté.
-No, en realidad... -empezó a decir
Grace pero de nada le sirvió porque Josh ya se había ido- esa es mi
habitación.
-Es muy rápido -reconoció Luca.
-Era un superhombre -dijo Grace.
-Creo que uno de nosotros tiene que
hablar con él, decirle las ventajas y desventajas que ahora tiene,
decirle todo lo que conlleva ser uno de nosotros -dijo Luca.
-Pues te toca a ti, tú eres su hermano
-dijo Grace.
-Ya, eso no está comprobado así que
te toca a ti.
-¿Por qué?
-Está en tu habitación.
Grace dio dos pequeños golpes en l
puerta y entró en la habitación. Caminó hasta la cama en donde
Josh estaba acostado y se sentó en el borde.
-¿Por qué yo? -preguntó Josh.
-Tendremos que esperar a que Ella se
despierte para saberlo -respondió Grace.
-Yo no quería serlo, mi madre murió
por ser un vampiro y también la mató un vampiro.
-Todos tenemos un pasado y una causa
por la que luchar día a día. Si hubieras muerto nunca hubieras
descubierto la verdad. Tú, Luca, vuestras familias tienen una
conexión que aún no sabes cual es. Ahora tu trabajo es buscar esa
conexión, no lamentarte eternamente y aborrecer lo que eres.
-Yo no pedí ser esto, ponte en mi
lugar .
-Puedo entenderte, ninguno de los dos
elegimos serlo.
-¿Tú? Pensaba que vosotros los
vampiros no teníais problemas.
-Pues si que los tenemos.
¿Qué clase de problemas?
-Problemas... -dijo Grace divagando.
-Harás a una persona feliz si los
cuentas.
-¿A quién? ¿A ti?
-Sí -respondió Josh con una sonrisa.
-¿En verdad te sentirás mejor si te
cuento mis problemas?
Josh asintió con la cabeza.
-Bueno, -dijo Grace- no son tan grandes
pero... mi prima me oculta cosas, mi padre me miente, mi madre se
largó no sé donde, hay un baúl con fotografías extrañas, hay un
sótano en donde no puedo entrar, mi ex mejor amigo ahora es o era mi
enemigo, ni siquiera sé en que fase estamos lo único que sé es que
no puedo llevarme con el porque es un Enean, -suspiró- y más cosas
que ahora mismo no vienen a mi cabeza.
-¿Un Enean? ¿Los vampiros no sois
todos vampiros y ya?
-Es una historia muy larga y muy
antigua.
-Vaya... -se compadeció Josh- tu vida
es una mierda.
-La tuya también lo es.
Se miraron y rieron por la sinceridad
que habían tenido en ese momento.
-Entonces nos ayudaremos. Entre los dos
encontraremos la verdad -dijo Josh.
-Bueno, eso tendrá que esperar. Tu
tienes mucho que aprender, en una semana te vas y no puedes dejar
este lugar como un principiante -dijo Grace-. Empezaremos por la
comida, no intentes esconderlo, sé que tienes hambre.
-No, hambre no tengo. Tengo sed, dame
un poco de agua, eso me bastará.
-Regla número uno: para nosotros tener
hambre y tener sed es lo mismo, recuerda que no comemos nada sólido
solo bebemos. Y regla número dos: ya no podrás beberte un vaso de
agua como antes, si lo haces vomitarás un día entero y eso te
pondrá muy débil.
-Entendido, el agua es un veneno -dijo
Josh bromeando.
-Anda vamos, te conseguiremos algo de
beber.
-Mmm... No estoy muy seguro de poder
hacerlo.
-Tienes muchísima sed, estás más que
preparado para hacerlo.
Josh salió de la cama de un salto y
Grace cogió las gafas de Josh de la cómoda. Con un rápido
movimiento se puso delante de él y le dijo:
-Regla número tras; siempre, siempre
que haya sol tienes que ponerte las gafas cuando salgas.
Josh cogió las gafas de la mano de
Grace extendida hacia el, se las puso y caminó junto a ella por el
húmedo y oscuro pasillo del castillo.