Capítulo 43. Ceremonia
de Josh I.
Ella
y Josh entraron en la Sala de las Ceremonias, allí Grace y Emeer, su
padre, los esperaban.
-¿Qué
es este lugar? -preguntó Josh.
-Es
la Sala de Ceremonias, aquí celebramos todo aquello que se lo
merezca -respondió Grace.
-¿Aquí
te convertiste en un vampiro? -volvió a preguntar.
-Sí
-respondió.
-Entonces,
esto es la magnífica y honorable Sala de Ceremonias -dijo Josh
sarcásticamente- ¿Qué hacemos aquí?
-Aquí
-respondió Emeer-, comprobaremos que eres.
Josh
bajó la mirada, no sabía que decir ni como actuar.
-No
tengas miedo, Josh -dijo Ella-. Será muy corto e indoloro.
Emeer
dio un paso hacia Josh.
-Hasta
ahora solo te has alimentado de sangre de animales, sangre de mala de
calidad. Ahora tienes que alimentarte con la Gourmet -dijo Emeer.
-Hablas
de las personas como si fueran algo sin importancia -dijo Josh.
-Esto
es lo que somos y es lo que tú serás -dijo Grace.
Miró
a su padre suplicándole que no lo haga pero, Emeer le contestó con
una mirada arrogante e imponedora, así que, Grace solo bajó la
cabeza y retrocedió un paso.
-Hijo
-continuó Emeer con voz pasiva pero amenazante-, tendrás que
hacerlo. Porque, ¿sabes lo que pasará si no lo haces?
-No...
exactamente.
-Tendremos
que matarte -amenazó.
-Creo
que ya es hora -dijo Ella a su tío.
-Tienes
razón -miró el cielo a través de las ventanas del salón-, la luna
está en auge.
-¡Espera!
-gritó Josh-. Yo no quiero matar ningún humano, ni siquiera hacer
daño a uno. Hasta ahora... hasta ahora he sido uno de ellos.
-No
seas ignorante -dijo Emeer-, tú nunca has sido uno de ellos. No te
equivoques, pertenecías a una raza superior a ellos pero inferior a
nosotros. Incluso ahora sigues siendo inferior a nosotros pero,
tienes la oportunidad, Josh, tienes la gran oportunidad de ser
aquéllo que muchos humanos desean. Dejar de ser débiles -miró
fijamente a Josh-. Puedes ser uno de nosotros, pero no uno más, te
estamos ofreciendo ser de nuestra casta.
Josh
se sentía cada vez más confuso. No tenía una decisión clara,
¿realmente él quería morir? O ¿quería desaparecer para siempre?
Su mente cada vez se opacaba.
-No
sé si tiene sentido -dijo en voz alta lo que pensaba.
-Claro
que lo tiene. Ella, tráelo -ordenó Emeer.
Ella
fue hacia uno de los lados del salón y se acercó a un pequeño
altar cubierto de diminutas hojas doradas, donde, encima de ellas
reposaba el oscuro líquido dentro de un recipiente.
Ella
Vampyrus acarició el recipiente con sus delicadas manos y el líquido
se encendió. El llamativo y ardiente color rojo era el tesoro más
preciado de los vampiros cazadores de humanos, y la tentación para
los que no querían cazar humanos.
Pero,
en ese instante, Ella vio algo que ponía en peligro a su familia y
dejó el recipiente en su lugar.
-Alguien
se acerca -dijo con intriga y el ruido de los portones del castillo
llegó hasta sus oídos.
Entonces
Emeer supo que algo estaba mal, cerró los ojos y olió
fervientemente.
-Parece
que tenemos invitados no deseados. ¡Rápido! ¡Vete! -extendió su
brazo hizo el gesto de coger algo con las manos y lo arrojó en
dirección a la ventana.
El
cuerpo de Josh cruzó la ventana y cayó fuera del castillo. En el
suelo, Josh fijó los ojos en la ventana y pudo ver como Grace se
lanzaba desde aquella altura y aterrizaba con los pies sin ningún
problema.
-¿Podemos
hacer eso? -preguntó mientras se levantaba del suelo.
-Podemos
hacer muchas más cosas, como lo que mi padre acaba de hacer contigo
-respondió Grace-. Vamos.
Emden
se asomó por la misma ventana por donde los dos chicos se habían
escapado y miró por todas partes en busca de algo. No encontró nada
así que, volvió a meter la cabeza.
-¿Dónde
está tu hija? -preguntó Emden.
-Vienes
a mi casa sin ser invitado, entras aquí sin llamar, ni siquiera nos
has saludado ¿y me preguntas por mi hija? ¿Te olvidaste de la
formalidades?
-¿Entro
sin llamar? ¿Qué pasa, Emeer, interrumpo algo?
-No
interrumpes -contestó Ella-. Simplemente no entendemos tu presencia
aquí.
-¡Oh!
Pequeña Ella, tú y todos tus secretos. ¿Qué haz hecho?
-Emden,
solo dí qué quieres y veremos si podemos complacerte -dijo Emeer.
-Han
llegado a mis oídos rumores. ¿Qué hace Josh De Marco, el gran
superhombre, en vuestra casa? Sabes que no está permitido mezclarse
con ellos.
-¿Acaso
no sabes que el pobre Josh murió hace unos días? -preguntó Emeer a
Emden.
-La
muerte de Josh, es el motivo que me ha traído aquí -respondió
Emden.
-Más
tú, querido Emden, has dicho que son rumores. ¿Desde cuándo los
rumores son verdaderos? -contraatacó Ella.
-Aveces
lo son -dijo mientras caminaba hacia el pequeño altar.
-Como
puede ver -dijo Emeer-, aquí solo estamos los tres, así que, creo
que puedes descartar esos rumores que te estaban atormentando.
Emden
empezó a recorrer lentamente el Salón de las Ceremonias.
-Cierto.
Pero no puedo dejar de preguntarme porqué sospechaba que estabais en
vuestra, honorable sala de Ceremonias.
-En
las noches como esta, a mi tío y a mí, nos gusta venir aquí -dijo
Ella.
Emden
detuvo su recorrido para entretenerse en la esquina de los
honoríficos.
-Veo
que ya sustituiste sus honoríficos por los de Grace. Por cierto, no
me has respondido ¿dónde está?
-Grace
no está aquí -respondió Emeer.
-¿Ha
huido del castillo al igual que su madre? No te preguntas, ¿a dónde
se largó tu mujer? -preguntó Emden.
-Eme
no huyó, solo necesitaba tiempo -dijo Emeer.
-Además,
¿tú tampoco te peguntas dónde está Vanessa? -preguntó Ella a
Emden.
Emden
caminó hasta Ella y le dijo: -Ella, querida, no debes meterte en
conversaciones de mayores aunque hayas relevado a las mayores de las
jóvenes Vampyrus -volvió a caminar hasta colocarse detrás de ella,
se acercó al oído y le preguntó: -Hace tiempo que no vemos al
magnífico Veidt. ¿Dónde está tu hermano?
-Despareció
de la faz de la tierra, igual que Ethan -respondió Ella.
Emden
se apartó de Ella y dijo furioso: -¡No estamos hablando de él!
-La
nombraste al hablar de sus honoríficos, ¿acaso no empezaste tú?
-dijo Ella.
-Discrepo,
yo solo dije la verdad -dijo intentando calmarse-. En cambio tú,
hablas de él como si hubiera sido una basura.
-¡Basta!
-exclamó Emeer- No puedes venir y hablar de mi familia en mi propia
casa. Ya es hora de que te vayas.
Emden
emprendió el camino de vuelta al castillo Enean y solo se detuvo
para decir: -Espero que no hayáis resucitado al pequeño Josh De
Marco.