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27 de Diciembre, 2013    L.n.V

Love and Vampires

Capítulo 43. Ceremonia de Josh I.


Ella y Josh entraron en la Sala de las Ceremonias, allí Grace y Emeer, su padre, los esperaban.

-¿Qué es este lugar? -preguntó Josh.

-Es la Sala de Ceremonias, aquí celebramos todo aquello que se lo merezca -respondió Grace.

-¿Aquí te convertiste en un vampiro? -volvió a preguntar.

-Sí -respondió.

-Entonces, esto es la magnífica y honorable Sala de Ceremonias -dijo Josh sarcásticamente- ¿Qué hacemos aquí?

-Aquí -respondió Emeer-, comprobaremos que eres.

Josh bajó la mirada, no sabía que decir ni como actuar.

-No tengas miedo, Josh -dijo Ella-. Será muy corto e indoloro.

Emeer dio un paso hacia Josh.

-Hasta ahora solo te has alimentado de sangre de animales, sangre de mala de calidad. Ahora tienes que alimentarte con la Gourmet -dijo Emeer.

-Hablas de las personas como si fueran algo sin importancia -dijo Josh.

-Esto es lo que somos y es lo que tú serás -dijo Grace.

Miró a su padre suplicándole que no lo haga pero, Emeer le contestó con una mirada arrogante e imponedora, así que, Grace solo bajó la cabeza y retrocedió un paso.

-Hijo -continuó Emeer con voz pasiva pero amenazante-, tendrás que hacerlo. Porque, ¿sabes lo que pasará si no lo haces?

-No... exactamente.

-Tendremos que matarte -amenazó.

-Creo que ya es hora -dijo Ella a su tío.

-Tienes razón -miró el cielo a través de las ventanas del salón-, la luna está en auge.

-¡Espera! -gritó Josh-. Yo no quiero matar ningún humano, ni siquiera hacer daño a uno. Hasta ahora... hasta ahora he sido uno de ellos.

-No seas ignorante -dijo Emeer-, tú nunca has sido uno de ellos. No te equivoques, pertenecías a una raza superior a ellos pero inferior a nosotros. Incluso ahora sigues siendo inferior a nosotros pero, tienes la oportunidad, Josh, tienes la gran oportunidad de ser aquéllo que muchos humanos desean. Dejar de ser débiles -miró fijamente a Josh-. Puedes ser uno de nosotros, pero no uno más, te estamos ofreciendo ser de nuestra casta.

Josh se sentía cada vez más confuso. No tenía una decisión clara, ¿realmente él quería morir? O ¿quería desaparecer para siempre? Su mente cada vez se opacaba.

-No sé si tiene sentido -dijo en voz alta lo que pensaba.

-Claro que lo tiene. Ella, tráelo -ordenó Emeer.

Ella fue hacia uno de los lados del salón y se acercó a un pequeño altar cubierto de diminutas hojas doradas, donde, encima de ellas reposaba el oscuro líquido dentro de un recipiente.

Ella Vampyrus acarició el recipiente con sus delicadas manos y el líquido se encendió. El llamativo y ardiente color rojo era el tesoro más preciado de los vampiros cazadores de humanos, y la tentación para los que no querían cazar humanos.

Pero, en ese instante, Ella vio algo que ponía en peligro a su familia y dejó el recipiente en su lugar.

-Alguien se acerca -dijo con intriga y el ruido de los portones del castillo llegó hasta sus oídos.

Entonces Emeer supo que algo estaba mal, cerró los ojos y olió fervientemente.

-Parece que tenemos invitados no deseados. ¡Rápido! ¡Vete! -extendió su brazo hizo el gesto de coger algo con las manos y lo arrojó en dirección a la ventana.

El cuerpo de Josh cruzó la ventana y cayó fuera del castillo. En el suelo, Josh fijó los ojos en la ventana y pudo ver como Grace se lanzaba desde aquella altura y aterrizaba con los pies sin ningún problema.

-¿Podemos hacer eso? -preguntó mientras se levantaba del suelo.

-Podemos hacer muchas más cosas, como lo que mi padre acaba de hacer contigo -respondió Grace-. Vamos.

Emden se asomó por la misma ventana por donde los dos chicos se habían escapado y miró por todas partes en busca de algo. No encontró nada así que, volvió a meter la cabeza.

-¿Dónde está tu hija? -preguntó Emden.

-Vienes a mi casa sin ser invitado, entras aquí sin llamar, ni siquiera nos has saludado ¿y me preguntas por mi hija? ¿Te olvidaste de la formalidades?

-¿Entro sin llamar? ¿Qué pasa, Emeer, interrumpo algo?

-No interrumpes -contestó Ella-. Simplemente no entendemos tu presencia aquí.

-¡Oh! Pequeña Ella, tú y todos tus secretos. ¿Qué haz hecho?

-Emden, solo dí qué quieres y veremos si podemos complacerte -dijo Emeer.

-Han llegado a mis oídos rumores. ¿Qué hace Josh De Marco, el gran superhombre, en vuestra casa? Sabes que no está permitido mezclarse con ellos.

-¿Acaso no sabes que el pobre Josh murió hace unos días? -preguntó Emeer a Emden.

-La muerte de Josh, es el motivo que me ha traído aquí -respondió Emden.

-Más tú, querido Emden, has dicho que son rumores. ¿Desde cuándo los rumores son verdaderos? -contraatacó Ella.

-Aveces lo son -dijo mientras caminaba hacia el pequeño altar.

-Como puede ver -dijo Emeer-, aquí solo estamos los tres, así que, creo que puedes descartar esos rumores que te estaban atormentando.

Emden empezó a recorrer lentamente el Salón de las Ceremonias.

-Cierto. Pero no puedo dejar de preguntarme porqué sospechaba que estabais en vuestra, honorable sala de Ceremonias.

-En las noches como esta, a mi tío y a mí, nos gusta venir aquí -dijo Ella.

Emden detuvo su recorrido para entretenerse en la esquina de los honoríficos.

-Veo que ya sustituiste sus honoríficos por los de Grace. Por cierto, no me has respondido ¿dónde está?

-Grace no está aquí -respondió Emeer.

-¿Ha huido del castillo al igual que su madre? No te preguntas, ¿a dónde se largó tu mujer? -preguntó Emden.

-Eme no huyó, solo necesitaba tiempo -dijo Emeer.

-Además, ¿tú tampoco te peguntas dónde está Vanessa? -preguntó Ella a Emden.

Emden caminó hasta Ella y le dijo: -Ella, querida, no debes meterte en conversaciones de mayores aunque hayas relevado a las mayores de las jóvenes Vampyrus -volvió a caminar hasta colocarse detrás de ella, se acercó al oído y le preguntó: -Hace tiempo que no vemos al magnífico Veidt. ¿Dónde está tu hermano?

-Despareció de la faz de la tierra, igual que Ethan -respondió Ella.

Emden se apartó de Ella y dijo furioso: -¡No estamos hablando de él!

-La nombraste al hablar de sus honoríficos, ¿acaso no empezaste tú? -dijo Ella.

-Discrepo, yo solo dije la verdad -dijo intentando calmarse-. En cambio tú, hablas de él como si hubiera sido una basura.

-¡Basta! -exclamó Emeer- No puedes venir y hablar de mi familia en mi propia casa. Ya es hora de que te vayas.

Emden emprendió el camino de vuelta al castillo Enean y solo se detuvo para decir: -Espero que no hayáis resucitado al pequeño Josh De Marco.

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publicado por illynois a las 10:08 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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