Capítulo 38.
Cuenta atrás.
-Chicos... chicos... -dijo amablemente
Ella mientras los sacudía con suavidad.
-Nada, que estos no se levantan. -dijo
Josh al ver el intento de Ella-¿Y si los dejamos aquí tranquilos y
nosotros nos vamos a dar una vuelta por el bosque?
-¿Aún no conoces el bosque? -preguntó
Ella con asombro- Creía que ya lo conocías, como siempre estás por
aquí...
-Ah, bueno yo... da igual, déjalo
estar.
-¿Dejar estar el qué?
-Ammm.... nada. -dijo sonriente- ¿Por
qué no sigues intentando?
-Sí, sí. -sonrió- chicos, chicos...
-Con ese tono de voz tan suave nunca se
levantarán. Mira, así se hace. -cogió aire y empezó a gritar con
fuerza- ¡Chicos! ¡Ya es de día! ¡A levantarse! ¡A levantarse!
-les dijo mientras los movía con brusquedad.
De pronto, todo se detuvo. El viento
dejó de pasear, el reloj se paró, el silencio se calló aún más,
los pájaros dejaron de cantar y, en medio de tanta expectación, los
párpados de Grace y Luca se abrieron con rapidez. Sus ojos
brillaban, brillaban tanto que, en un momento, alumbraron toda la
caseta con una luz fluorescente.
Josh se asustó y se apartó de ellos.
-Es mejor que vayamos fuera. -dijo Ella
cogiendo la muñeca de Josh.
-Sus ojos... Ellos no se levantan...
-balbuceó Josh con miedo y asombro a la vez.
-Sí, sus ojos. Es mejor que salgamos.
-dijo Ella llevándoselo fuera.
Salieron de la caseta. Ella cerró la
puerta y esperaron fuera unos pocos minutos.
-¿Qué les pasa? -preguntó Josh con
curiosidad.
-Nada, no les pasa nada. -dijo seria y
pensativa por el hecho de que alguien ajeno a su raza haya visto a
Grace y a Luca de esa manera.
-¿Nada? ¿Me vas a decir que esos ojos
tan brillantes, esos rostros tan tétricos y esos cuerpos tan rígidos
no eran nada?
-No, es que no lo tendrías que haber
visto.
-¿Por qué?
-Por tu condición de superhombre.
Mira, -calló unos segundos y luego continuó- hay cosas que solo
pueden ver y saber los vampiros, así que tú no has visto nada aquí.
-De acuerdo, no he visto nada.
Quedaron en silencio y siguieron
esperando. Pero el tiempo avanzaba y Grace y Luca no salían
entonces, se cansaron de esperar y partieron en silencio al castillo
Vampyrus.
Se detuvieron en la puerta y Ella
rompió el silencio.
-Tendrás que venir otro día, cero que
hoy no podrás ver a Grace.
-Bueno, pues me quedo contigo.
-Creo que eso no es posible, no se me
es permitido entrar a una persona como tú en el castillo.
-Pero si todos duermen, mientras sea de
día no pasará nada.
-Sí, todos duermen pero en cualquier
momento pueden levantarse y no quiero tener problemas.
-Entonces la próxima vez.
-Hasta otro día. -dijo Ella esbozando
una sonrisa. Finalmente entró en el castillo y Josh se marchó.
Josh atravesó el bosque hasta llegar a
la ciudad, cruzó el centro de la ciudad y llegó a casa. Abrió la
puerta, entró dentro, cerró la puerta y colgó el abrigo en el
perchero. Se dirigió al salón y allí, sentado en una butaca blanca
y leyendo el diario, encontró a su padre.
-Buenos días hijo. -dijo sin apartar
la mirada del diario.
-¿Papá? ¿Qué haces tan temprano
aquí? -preguntó quedándose de pie en la entrada- ¿No deberías
estar trabajando o haciendo cualquier otra cosa?
-¿Es qué no me quieres aquí?
-No es eso, es que nunca estás en casa
y siempre estás trabajando o planeando algo contra los vampiros.
-¿Y tú? ¿Qué hacías tan temprano
fuera de casa?
-Tampoco es tan temprano...
-Bueno, teniendo en cuenta de que son
las nueve y media y que yo he llegado hace una hora y tú no
estabas... -dijo pasando la hoja del diario.
-Daba una vuelta.
-¿Con ellos? -preguntó dignándose a
mirar, por primera vez durante la conversación, a Josh.
-No, -vaciló al contestar- me aburría
y fui a dar una vuelta solo.
-Josh De Marco, ¿no me estarás
mintiendo? Tú y yo tenemos un pacto, recuerda el juramento que
hiciste hace años, eres uno de los nuestros y no puedes
abandonarnos.
-Max De Marco, sé perfectamente quién
soy, recuerdo el juramento y no voy a abandonaros. Además, no te
entiendo dices que quieres que me meta en su mundo y si lo hago, tú
te molestas.
-Me molesto porque los estás viendo de
otra manera. Ellos no son buenos, mataron a tu madre y hacen daño a
los humanos. No podemos dejar que sigan, tenemos que eliminarlos.
-Papá, no todos son iguales. Mamá era
una...
-¡Josh! -interrumpió Max- Tu madre no
era uno de ellos.
Max cerró el diario, lo dejó encima
de la mesita que estaba a un lado, se levantó de la butaca, caminó
hasta la entrada, miró a Josh y le dijo: -Vine para decirte que ya
es tiempo. ¡Prepárate! La cuenta atrás ya empezó. -adelantó unos
pasos y continuó hablando- ¡Ah! Se me olvidaba, más tarde nos
reuniremos para terminar de atar cabos sueltos. No te vayas a ningún
otro sitio, quiero que estés aquí cuando vuelva. -cogió el abrigo
del perchero y se marchó.
Max De Marco dejó solo a Josh toda la
mañana y, cumpliendo su palabra, volvió por la tarde en compañía
de dos hombres. El hombre de la izquierda era bajo, con sobrepeso y
calvo. Vestía un traje azul marino a medida y calzaba unos zapatos
negros.
El de la derecha era más alto y
delgado, parecía ser más joven que Max y el otro hombre. Éste
vestía una traje, también a medida, gris oscuro y calzaba unos
zapatos similares a los del hombre de la izquierda.
Max vio a su hijo en el salón, estaba
sentado en el sofá viendo la televisión. Le hizo una señal, Josh
se levantó y siguió a su padre y a los dos hombres al despacho.
Allí tomaron asiento y empezaron a hablar.
-Pensé que habría más gente. -dijo
Josh sarcástico.
-Josh, esta es la primera reunión,
mañana será la definitiva. -dijo Max serio.
Hubo unos segundos de silencia hasta
que el hombre bajo y calvo empezó a hablar.
-Todavía no tenemos claro cómo
comenzar.
-Yo creo que es mejor que lo hagamos
por el día. -dijo el hombre del traje gris.
-Seria demasiado arriesgado, los
humanos podrían descubrirnos y entonces se sembraría el caos en
toda la ciudad. -dijo Max.
-Max tiene razón -continuó el hombre
bajo- pero no podemos hacerlo por la noche.
-Es cierto, ellos son más fuertes por
la noche. -dijo el hombre joven.
-Sí, pero podemos actuar al amanecer
así ellos no serían tan fuertes y nosotros tan débiles. -dijo Max.
-¿Por qué en el amanecer? -preguntó
Josh.
-Porque salen los primeros rayos del
sol y ellos, a la luz del sol se vuelven débiles.
-No todos.
-¿Qué quieres decir?
-Los antiguos vampiros sí que son más
débiles, pero los de la nueva generación no. Ellos son más fuertes
y más resistentes.
-Los de la nueva generación... -dijo
el hombre bajo pensativo- sí, puede que ellos sean más fuertes
pero tienen un punto débil, solo hay que encontrarlos en ese estado.
-¿En qué estado? -preguntó Josh.
-Hay diferentes situaciones que les
causa ese estado pero, básicamente, si logramos que entren en ese
estado serán tan débiles que podremos matarlos sin esfuerzo.-dijo
el hombre joven.
-¿Y cómo lo sabremos? -preguntó Max.
-No es tan difícil saberlo, -continuó
el hombre del traje azul marino- cuando sus ojos brillen será el
momento.
-¿Cuándo sus ojos brillen? -preguntó
Josh.
-Sí. Los ojos de los vampiros brillan
en diferentes estados emocionales, cuando sienten odio o rabia, sus
ojos brillan, hay veces qué, dependiendo de la oscuridad, también
brillan. Y cuando están en estado de máxima debilidad sus ojos
también brillan.
-Entonces, ¿cómo sabremos cuándo
tendremos qué atacar?
-Por la intensidad de la luz. Cuando la
luz es suficiente cómo para iluminar una habitación, es cuando son
débiles.