Capítulo 33. Amistad antes que la familia I.
Aún
el Sol se asomaba y decepcionada por la estupidez cometida en la biblioteca, se
sentó en su cama y comenzó a beber la sangre que sus instintos le pedían.
Recorría cada espacio, llenaba sus venas, hacia que su corazón volviese a latir
y la sed de sus enrojecidos ojos era recompensada. Mientras Grace disfrutaba de
un momento excitante, el móvil sonó
interrumpiendo ese placer que la latiente sangre roja saciaba.
-Hola?
-Necesito que me ayudes.
-Por qué?
-Te espero en el lago, ven pronto.
Grace no pudo acabar de comer así que se
levantó de la cama, se miró al espejo y se dio cuenta que tenía un poco de
sangre que le salía del labio y bajaba hacia la barbilla, la limpió, cogió la
chaqueta y se fue.
-¡Ya estoy aquí! ¿Para que me necesitas?
-¡Que asco!
-¿Va enserio? ¿Para eso me has llamado?
-Acabas de beber sangre, ¿Verdad?
-Sí, ¿Cómo lo has sabido?
-Tus ojos te delatan, seguro era sangre de
inocentes.
-¿Qué? Deja de imaginar tonterías, esa sangre
es de donantes, unos donantes muy amables.
-¡Ten!
-¿Unas gafas de sol?
-Sí… no soporto ver esos ojos.
-Dejando el tema de la sangre a un lado, ¿Por
qué estoy aquí?
-He descubierto más cosas sobre él, este asunto
se me está yendo de las manos no sé que hacer, todo se está descontrolando.
-Pero, ¿Qué está pasando?
-Necesito que me ayudes a resolver todo esto
antes de que mi padre actúe.
-¿Qué quieres decir?
-Mi padre está tramando algo y yo no sé de que
lado estar por eso necesito saber la verdad, ¿Me entiendes?
-Y si no logramos pararlo, ¿Quiénes serán los
perjudicados?
-Vosotros
Grace se dio cuenta del caos que se aproximaba
silenciosamente y decidió llamar a sus dos chicos preferidos para avisarles de
la buena nueva.
-¿Aún sigues queriendo hablar?
-¡Claro!
-Vamos, tenemos que irnos. Aquí no es buen
sitio para hablar.
-Iré contigo pero quiero hacer esto sin mezclar
la familia con la amistad.
-Está bien, ahora solo sígueme.
Josh
sigue a Grace sin saber exactamente dónde se dirige y en silencio siguen caminando,
y después de unos minutos llegan a un lugar extraño, un lugar oculto entre los
arbustos y lejos de todo, Josh no sabía donde estaba pero eso no le importaba no
quería pensar y solo se consolaba por el enorme sentimiento de confusión que
toda su vida lo había acompañado.
-¿Chicos?
-Estamos aquí, ¿Qué haces con él?
-Estamos todos en esto.
-¿De qué hablas?
-Mirad, esto es fácil si colaboramos todos,
estamos en el mismo barco y solo nos vamos a centrar en el problema para
obtener la solución.