Capitulo 2.Recuerdale
lo que pasó.
Grace se fue de
la caseta del bosque y poco tiempo después Joe se levantó,
extrañado se preguntó qué hacía ahí, tropezó con el puñal y
luego vio la nota, la cogió y se marchó. Mientras en casa de Emeer,
la joven Grace estaba exaltada en su cuarto, mientras ella intentaba
calmarse llamaron a la puerta.
-Señorita, ya
es la hora-informó Emelga.
Grace junto al
espejo, aspiró y soltó aire, se miró en el y dijo -Ya no seré la
misma de antes-. Se dirigió hacia la escalera por donde tenía que
bajar para presentarse como futura heredera del imperio Vampyrus.
Emeer, su padre,
anunció su nombre y ella apareció ante el público, bajó las
escaleras, admirada por todo el mundo, hacia la mano de su padre.
Ella la
contempló y le comentó a Eme -Esta diferente, su mirada no es la
misma-.
-Eso parece,
puedo ver que mi hija desea con toda su alma convertirse en una
vampiresa. Su alma esta negra, oscura y oculta un gran odio en su
interior. Pero … ¿Por qué?.
-No sé
exactamente lo que le pasó a Grace pero no te preocupes tía, lo
averiguaré. Pienso saber sea como sea que le está pasando y qué le
ha hecho cambiar de opinión.
Su madre y su prima estaban preocupadas por ella pero los demás
la contemplaban con admiración y orgullo y muchos se atrevían a
decir que Grace los llevaría muy lejos. Se escuchaban murmureos,
exaltaciones, pero Grace solo podía escuchar el latido de su corazón
delirando, podía sentir las fuerzas que el odio le daba y cada vez
sentía una rabia y un odio más fuerte alimentando a su alma. De
pronto todo se silenció, ya todo había acabado, la ceremonia había
terminado. En su habitación se sentía sola, no podía dormir, veía
a Joe por todos lados, así que decidió salir de la cama y sentarse
en una esquina de la habitación viendo pasar el tiempo complaciendo
sus deseos más ocultos. Estuvo toda la noche así y, antes de que se
puniera el sol, soltó las cortinas asegurándose de que no pudiera
entrar ni un solo rayo de sol. Luego volvió al mismo sitio de antes
esta vez, no pensaba en nada ni siquiera se movía, era como si
estuviese congelada o hecha de piedra.
Pasaban las horas y ella veía el mundo pasar en su habitación
entraba y salía Emelga, cogía una cosa, dejaba la otra, vio a Grace
en la esquina y le preguntó -¿Te encuentras bien?-, Grace no le
contestó. Emelga la miró a los ojos pero, aunque el cuerpo de Grace
estaba allí, ella se encontraba en otro lugar. Estuvo así unas
cuantas semanas hasta que esa imagen volvió a su presente y pudo
salir del trance. Se dio cuenta de que no servia de nada estar así
y que tenía que cumplir lo que escribió en la nota que le dejó a
Joe, “Hoy me la haces tú, mañana te la cobro yo”, estaba
segura de que esa traición no se iba a quedar así.
Grace se
levantó, se vistió y salió de la habitación como si nada hubiera
pasado, con la cabeza muy alta, todos se admiraron y la miraban
sorprendidos al ver los altibajos que Grace presentaba en su
conducta, solo su padre se atrevió a preguntar -¿Qué te pasaba?
¿Ya has salido de tu depresión?.
-Creo que te
equivocas yo jamás he estado en depresión y jamás lo estaré.
-Solo preguntaba
es que estabas en tu habitación, sentada en una esquina, absorta y
con la mirada perdida en un estado tan patético que llegué a pensar
que nos habías abandonado.
-No me pasaba
nada, solo me estaba preparando.
-¿ Y, ya lo
estás?.
-Sí, ya lo
estoy.
Ese mismo día juró ante todo el pueblo
que habría venganza, lucharían juntos para derrotar al imperio
Enean, después se retiró y como solo quería estar sola se fue a su
lugar preferido, se sentó en una piedra cerca del lago y se puso a
mirar la luna, estaba tan concentrada que oyó con claridad el llanto
de las hojas cuando alguien las pisa. Alguien se acercaba, así que
se quedó esperando hasta que alguien apareciera al fin y al cabo
ella ya era una vampiresa y no temía nada, podría matar lo que
fuere que se apareciese así que esperó pacientemente. Una figura
masculina se acercaba a ella, fijó su mirada hacia los pies de la
figura, esos inconfundibles zapatos le recordaban a alguien y antes
de que pudiera adivinarlo, la figura reveló su identidad. Se quedó
paralizada, aquéllos alegres ojos azules se acercaban a ella, se
sentó a su lado y le preguntó:
-¿Cómo te va? Hace tiempo que no nos
vemos- Preguntó tranquilamente Joe.
Por supuesto él no recordaba nada de
lo que había pasado y siempre llevaba esa nota en su bolsillo por si
acaso algún día apareciera el dueño o la dueña. Grace se levantó
y, casi llorando, le dijo: -¡¿Qué?!.
-¿No has entendido la pregunta? ¿Qué
cómo te va la vida, cómo estás?- preguntó Joe extrañado.
-¡Lárgate!- decía Grace entre
llantos.
-¿Por qué? ¿Qué bicho te ha picado?
-¡Lárgate!- terminó gritándole en su
cara.
Joe no podía entender el
comportamiento de su amiga ni el odio hacia él,por eso lo único que
salía de su boca era la pregunta -¿Porqué?. Veía que su amiga
estaba muy alterada y no podía irse sin más, tenía que hacer algo
entonces, se acercó a ella con delicadeza e intentaba abrazarla pero
Grace lo apartaba de ella.
-¿Acaso no te
acuerdas?- decía Grace con la vista hacia el lago.
-¿De qué me
tengo que acordar?- preguntó Joe preocupado.
-El día de mi
cumpleaños, me citaste en la caseta del bosque, y ...- el nudo en
la garganta no la dejaba continuar- y querías algo de mí pero como
yo no quería, me golpeaste con una botella de vidrio y...
-¿Qué? ¿Hice
yo eso? ¿Cómo puedes..?- preguntó Joe incrédulo a las palabras de
Grace.
-No! Como
pudiste tú!- interrumpiendo a Joe.
-No, yo jamás
haría algo así.
Justo en el momento en que Joe lo negaba todo, imágenes
bombardearon su cabeza y se reproducían ante sus ojos. Había
recordado todo o casi todo lo sucedido en esa noche y se sintió muy
culpable por lo que había hecho, impotente por no poder recuperar su
amistad con Grace corrió y siguió corriendo hasta llegar a su casa,
entró en su habitación y sólo se preguntaba cómo habría podido
haber hecho eso y por qué lo hizo. Se echaba la culpa pero lo peor
es que no sabía por qué se había comportado así, ¡vamos! Ni aun
que estuviera desesperado habría hecho algo así, ¿qué fue lo que
hicieron para que él reaccionara de esa manera?. Reflexionó
durante horas, y la única respuesta a sus preguntas era su padre y
la copa que le ofreció el mismo día en que Joe cumplía dieciséis
años. Bajó las escaleras y se dirigió a al salón de estar. Emden
estaba sentado en su butaca fumándose un puro y pensando en maldades
que podía hacer a los vampyrus. Joe fue directamente a él y,
enfadado pero no fuera de sí, preguntó a su padre:
-¿Qué fue lo que me diste?
-¿Qué fue el qué, según tú, te dí? ¿De que hablas?-
respondió Emden calma mientras las cenizas del puro caían.
-¿Qué había
en la copa, qué me entregaste para que me la bebiera, el mismo día
de mi cumpleaños?
-¡Ah! Te
refieres a eso... Fue una simple sopa, que quieres que te diga, no
tenía nada en especial.
-¡Mentira! Ese
día, cuando me fui a dormir, algo cambió dentro de mí, ya no era
el mismo. ¿Qué era eso?
-Claro qué algo
iba a cambiar, ¡eres un vampiro, comportate como tal!- dijo Emden
con un tono más elevado.
-¿Somos
vampiros, cierto? Pues dime la verdad.- desafió Joe a Emden.
-Te mereces la
verdad- dijo Emden con un tono más calmado- fue fácil, en vez de
darte una copa de sangre de una persona normal (un humano) como manda
la tradición, yo, como buen padre que soy, te dí una sangre
especial, una sangre realmente especial.
-¿Qué sangre,
papá?
-La mía-
sonriendo al decirlo.
-¿Por qué
hiciste eso?
-Porque lo otro
esta muy visto, y yo no soy repetitivo, yo marco las diferencias, yo
soy diferente a Emeer. Seguro que él dio sangre normal a su hija,
pobre chica por eso es tan débil, como u humano más.
-¿Así que por
eso lo hiciste? ... ¿Qué efecto tiene eso?
-¿Efectos?
Hablas como si se tratara de un medicamento y sus efectos
secundarios.
-Papa, dime los
efectos.
-Cambias de
parecer, dejas de ser el que eras antes, dejas de ser tan
estúpidamente humano.
-¿Qué quieres
decir con eso?
-A veces, cuando
se convierten, muchos de ellos siguen pensando con el corazón humano
y empiezan a sentir compasión y, cuando ese tipo de sentimientos
vienen a un vampiro, lo debilitan hasta llevarlo a la muerte humana.
-Si lo sabías,
¿por qué diablos me los diste?
-Porqué quería
que fueras un mejor vampiro, un enean superior a ellos. Pero me has
decepcionado porque, por lo que veo, no ha funcionado bien en ti.
-Sólo piensas en eso, ¿ser mejor qué el resto del mundo?, ya
los somos. ¿Sabes?, no todos son como tú, yo no soy como tú, no
estaba sólo hasta ahora, ¡porque ya no tengo a nadie por tu maldita
culpa!
-Hijo, te
equivocas. Estabas solo, ahora me tienes a mí. Ahora eres como yo.
-Tú sí que te
equivocas, nunca seré como tú. Y ahora si me disculpas, voy a ver
cómo arreglo mi amistad con Grace.
-Sólo te diré
una última cosa, si sales por esa puerta, te desheredaré.
-Y yo también
te diré algo, si quieres seguir enloqueciendo, hazlo tú solo,
porque yo no quiero jugar a tu juego.
Joe se marchó
sin dar importancia a lo que su padre mencionó y, justo cuando iba a
cruzar la puerta se dio cuenta de que no podía presentarse al
castillo Vampyrus así por así porque si lo veían, seguramente lo
matarían. Por eso, subió a su habitación a pensar una estrategia
para llegar a Grace sin ser visto. Pero el oscuro cielo se aclaraba,
y las estrellas desaparecían. Ya era de día, y lo único que podía
hacer era imaginar en el momento en el que se reconciliaba con Grace,
y mientras lo hacía sonreía feliz. Lo que sí que no imaginaba era,
que al otro lado del bosque, Grace, sólo pensaba en la venganza
perfecta para Joe.