Capítulo 3. Planes
ocultos
Pobre Grace, el
odio la consumía por dentro y no vivía en paz. Ella, su padre y el
resto del pueblo estaban esperando que ocurriera algo para declararle
la guerra a Emden y a su gente. Lo que pasó con Grace hubiera sido
más que suficiente para declararles la guerra pero ella prefirió no
decir nada porque su venganza era personal.
Pasaron meses,
todo seguía igual, cada imperio se preparaba para la guerra que
estaba a punto de estallar, todo estaba fríamente calculado: como
atacarían, a quién atacarían, por dónde comenzarían...
Eme parecía
estar totalmente en contra de todo esto, sufría mucho por su hija y
decidió que si esa guerra comenzaba, ella se iría muy lejos. Su
decisión estaba tomada, no quería dejar a su niña querida, pero
tampoco podía ver cómo la perdía. Ya había perdido un hijo en el
pasado y no estaba dispuesta ver como perdía a otro.
Vanessa, la
madre de Joe, pasaba por la misma situación que Eme y por eso
decidieron reunirse en un lugar dónde nadie pudiera verlas ni
escucharlas. Ya habían pasado por lo mismo, tiempo atrás la gran
pérdida y los problemas entre Vampyrus y Enean hicieron que ellas se
vieran a escondidas. A las dos le preocupaban todo aquel lío en el
que se veían envueltos, inexplicablemente, sus hijos. Se citaron en
el lugar dónde ya antes se habían reunido.
Vanessa llegó y
Eme ya la esperaba dentro, se sentaron y se pusieron a charlar.
-Todo ésto me
preocupa Vanessa, ésto es un caos. Está a punto de estallar una
guerra entre vampiros, mi hija a cambiado y yo no sé qué hacer para
detener esto. -dijo Eme con tristeza.
-Yo también
estoy preocupada por lo mismo. Joe se dejó convencer por su padre,
ahora dice que el imperio Vampyrus debe ser eliminado y completamente
destruido. Están planeando algo, todavía no sé lo que es pero no
es nada bueno. -dijo Vanessa pausadamente.
-Eneanes y
Vampyrus lucharán una guerra sin sentido. Dime, ¿qué haremos tú y
yo cuando la guerra explote?
-No sé tú,
pero yo no quiero estar aquí para verlo.
Decidieron irse
cuando la guerra comenzara. Rusia era su próximo destino.
Acabaron la conversa y cada una regresó a casa.
Vanessa entró por la puerta. Todo parecía estar tranquilo, pero
Joe, sentado en las escaleras, esperaba a su madre.
-¿Dónde estabas? -preguntó serio.
-Dando una
vuelta.
-¿Desde cuando
tú das vueltas?
-Des de que las
necesito para poder estar tranquila.
-¿Des de cuando
tú las necesitas? -volvió a preguntar mientras se ponía de pie.
-Desde que veo
con mis propios ojos cómo ésto se está desmoronando. -dijo Vanessa
mientras su hijo daba unos pasos hacia ella.
-Por favor mamá,
no seas patética. -le dijo mirándola fijamente a los ojos.
-Escúchame
bien, algún día te darás cuenta de lo que estás haciendo y cuando
lo hagas, será demasiado tarde.
Vanessa se
retiró a su habitación dejando a Joe solo. Pensaba que su madre
estaba loca, ella no podía tener razón, entonces salió de la casa
en busca de sangre.
Caminaba por el
bosque en busca de su presa y fue entonces cuando escuchó unas risas
y una voces, siguió el sonido y descubrió a una joven pareja de
vampiros consumiendo su amor escondidos entre unos matorrales. Joe se
quedó allí, escondido entre arbustos los espiaba y escuchaba la
breve conversación de los dos.
-Nunca antes
había hecho esto. -dijo la chica con cierto temor.
-Yo tampoco,
pero te quiero, te quiero tanto que no he podido aguantarme. -dijo el
chico mientras la besaba.
-Yo también te
quiero, pero tengo miedo.
-Tranquila, no
se darán cuenta.
-Pero yo soy
Enean y tú un Vampyrus.
-Clari, me da
igual que seas una Enean, me casaré contigo y nos iremos lejos de
aquí.
Una Enean con un
Vampyrus, en ese momento Joe tuvo una idea así que, sin decir nada,
se alejó del lugar y volvió a casa dejando la cacería para otro
momento.
Al día
siguiente se encontró con su padre, le comentó lo que había visto
y cuál era su plan.
-Papá, ya
podemos declarar la guerra al imperio Vampyrus.
-¿La guerra? ¿Y
cómo es eso?
-Tengo en mi
poder cierta información, tienes que ayudarme.
-Claro, sólo me
tienes que explicar el plan.
Joe le contó
todo lo que sabía y su plan a Emden. Enviaron una carta a Clarissa,
la joven del bosque, les urgía hablar con ella a solas. En pocas
horas Clarissa se presentó en el castillo Enean. La criada la dejó
pasar y la llevó a la habitación donde Joe y Emden la esperaban.
-¿Sabes por
casualidad, por qué estás aquí? -preguntó Joe mientras la
invitaba a sentarse.
-No, señor. -contestó Clarissa inocentemente.
-¿Resulta
difícil hacerlo en el bosque? -volvió a preguntar mirándola con
repugnancia.
-¿De qué
habla, joven?
-Ayer en la
noche, ¿Qué hacías?
-No puede ser,
¿Lo saben?
-¡Exacto! Los
vi de casualidad -se acercó a ella y le susurró- no fue mi
intención.
-¿Y qué me
harán ahora?
-Tranquila,
-sonrió con maleza- no te aremos nada pero queremos que nos hagas
una favor. Por cierto, ¿cómo se llama él?
-A nosotros nos
urge entrar en guerra con los Vampyrus y queremos que tú digas
que... Por cierto, ¿Cómo se llama él?-
-Se llama Brad,
señor.
-Pues mañana
dirás que Brad te violó. -dijo bruscamente Emden.
-No, no puedo
hacerlo. -dijo Clarissa aterrorizada.
-Sí, si que
puedes y lo harás. -volvió a decir Emden.
-¡No lo
haré!¡No difamaré a Brad de esa manera!¡No contaré una mentira!
-Clarissa, -se
acercó por detrás y le susurró al oído- ¿sabes lo que te puede
pasar a ti y a tu familia si no lo haces? No creo que quieras que
ellos mueran por un error tuyo.